lunes, 22 de junio de 2020

Treinta postales de distancia

Y sin más dilación, comienzo a contarte una muy agradable sorpresa. La novela en cuestión da nombre a esta entrada. A primera vista uno diría que es una novela romántica, y lo es,  pero según la 'desenvuelves' esa impresión comienza a desaparecer; con esa primera definición posiblemente se perdería la esencia de la misma. Yo le daría una oportunidad, porque es mucho más que eso y seguramente quedes gratamente sorprendido.

  - NOTA: Incluso a los hombres les gusta ;-) -

La lectura comienza presentándonos a su protagonista, Sofía, un ciclón en formato mujer. Sinceramente, personalmente si me encuentro a esta Sofía por la calle no creo que aguantara cinco minutos (Quizás diez, quizás exagero);  lo curioso de este libro es que ha conseguido enamorarme de ella a través del sentido del humor; la cercanía de los diferentes personajes, principales o secundarios, es palpable a lo largo de toda la lectura y la capacidad como lector de leer los pensamientos de los diferentes personajes que entretejen la novela te permite disfrutar de sus vidas con mayor interés. 

Me encantan los diálogos, cargados de frescura, naturalidad y ese detalle de permitirte entrar en sus cabezas, en sus pensamientos, va generando a su vez mayor naturalidad en todo el desarrollo. Uno se va enganchando a lo largo de las páginas, deseando descubrir, que va a ser de Sofía y de su vida. 
Y el contraste entre los protagonistas y co-protagonistas de la novela, ayuda a afianzarte al dispositivo electrónico de turno (Otra cosa que caracteriza a esta generación es su apuesta decidida por el formato electrónico) y seguir leyendo. Vas a ver 'desfilar' a Manu, Andrés, Jaime, Marta, Alex, Susana, etc.

Y todos ellos forman, gracias a la autora, una novela divertida, amena, de rápida lectura, fresca y actual, donde los personajes cobran relevancia mientras descubrimos sus vidas, vidas como la mía o la tuya; en la que las casualidades, decisiones, supersticiones... o  prejuicios nos van llevando por la misma con familia y amigos y van entretejiendo lo que acabamos viviendo.

Como ves mi impresión es positiva, valoro que una novela me haga sentir (Muy amplio lo sé) y en este caso lo ha conseguido. He disfrutado con su lectura, me he reído o sonreído en bastantes momentos (Alguien en el metro se preguntaría que leía, seguro. Algunas caras son transparentes cuando levantas la vista del libro digital) disfrutando del número trece y con las Treinta postales de distancia.

No quiero contar más, no quiero destripar la novela más si cabe y permitirte descubrirla por ti mismo. 



J.L.Galán



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